Antipatía política

Por Aldo Romero
Han sido muchos los errores de la clase política en la 4T que ya existe un claro distanciamiento social que provoca que los ídolos se caigan y que las esperanzas se conviertan en frustración.
A nivel nacional, creo que hoy en día no hay nadie que genere más antipatía en la política que los senadores morenistas Gerardo Fernández Noroña y Andrea Chávez; el primero porque salió de sus casillas y demostró ser un completo intolerante dos caras, y la segunda por su arrogancia y claro sentido de superioridad.
Con su actuar demuestran que están lejos de ser dignos representantes del movimiento político que los ha catapultado, dejando atrás su sencillez y el discurso izquierdozo de justicia social.
A la par de esos políticos se presenta la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, quien sin ser una protagonista destacada de dicho movimiento, pero una experta en errores de cálculo político, logró que un amplio sector de las y los tlaxcaltecas la consideren como la enemiga pública número uno.
En Tlaxcala no hay político que genere mayor antipatía que la mandataria, la tragedia ambiental de la semana pasada la catapultó como una de las más repudiadas.
El hartazgo social que genera su simple presencia es producto de la pésima política que su gobierno puso en marcha y de la cual no vale la pena profundizar.
Ya son dos ocasiones que la mandataria es increpada de manera pública, la primera fue muy suave, en la segunda, por su omisión ante el incendio en Atltzayanca, puso en riesgo su integridad.
Su gabinete y/o equipo de asesores no midieron lo que pudo ser ese miércoles por la noche en Atltzayanca, imagínense a los pobladores reteniendo a la gobernadora más votada del país y no dejarla ir hasta que el incendio fuera aniquilado en su totalidad, la crisis de ingobernabilidad que hubiera estallado, ese podría haber sido el fin del lorenismo en Tlaxcala. Por suerte ese papelón no ocurrió.
De frente y en las redes, a la gobernadora Cuéllar le está quedando clara la antipatía que provoca su actuar. Ya nadie espera un milagro en lo que resta de su administración, llegó siendo la más votada por las altas expectativas que generaba en su discurso, pero dejará el cargo como la más repudiada por sus torpes cálculos políticos.
Dos años de reivindicar la lucha contra el maltrato animal
Omisión es en lo que había resultado la creación de la Coordinación de Bienestar Animal y las respectivas reformas a la Ley de Bienestar Animal para el Estado de Tlaxcala y al Código Penal para tipificar el maltrato animal.
Tenía que crearse el Observatorio Ciudadano de Protección Animal (OCPA) a iniciativa del entusiasta activista, Jorge Ignacio Martínez Castro, para que lo establecido en la Constitución Política local no quedara en letra muerta.
El OCPA cumple dos años, dos años de exponer un tema de vital importancia como lo es la protección y el bienestar de aquellos que no tienen voz, un tema que no solo queda en el espectro mediático, sino que se convirtió en agenda para generar grandes cambios.
Con el OCPA, Jorge puso en evidencia la falta de voluntad política y la insensibilidad de los gobiernos estatal y municipales para visibilizar y erradicar una problemática social en la entidad.
En estos dos años el OCPA ha vigilado y exigido el cumplimiento de las políticas que garanticen la protección de los animales de compañía.
Con ley en mano, Jorge reivindica la lucha por el reconocimiento de los derechos de los animales. Su trabajo es ejemplo a nivel nacional, haciéndose de grandes aliados como la organización AnimaNaturalis, académicos y periodistas.
Aún falta mucho para lograr que los gobiernos y las instituciones hagan su trabajo y generen conciencia y sensibilidad sobre este tema que nos preocupa y ocupa a muchos de nosotros, pero la existencia del OCPA es ese oasis que llena de esperanza para continuar con la lucha.