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Por Darth Mortus

TikTok se creó en el año 2016 en China, pocas personas, o ninguna, sabía que la aplicación se convertiría en la más popular y moldearía la forma de presentación de las redes sociales a su conveniencia. De acuerdo a datos de la propia compañía, tiene 1.59 mil millones de usuarios activos mensuales en lo que va del 2025, y aunque Facebook tiene más usuarios activos, el crecimiento del gigante chino no ha parado desde su creación.

En otras ocasiones he expresado mi opinión acerca de las redes sociales y cómo estas han modificado nuestras formas de vida, y como desde mi perspectiva y experiencia, han sido más de forma negativa que constructiva.

Me gustaría empezar mencionando que el origen de este escrito proviene de que, después de cerca de 3 años, me he decidido en eliminar la aplicación y la participación que tenía en ella, esto debido, entre otras muchas razones que trataré de explicar, me generan una incomodidad y una dependencia bastante preocupante.

El formato de videos cortos, que pueden durar segundos a varios minutos, aunque presentan información o muestran situaciones de diferentes temas, se piensan que dada esa rapidez o condensación de información tiene sus ventajas, lo cual definitivamente no es cierto, ya que el saber, el conocimiento no se aprende en videos de 2 o 3 minutos de duración, y mostrar información, conocimiento o saber en tan poco tiempo no muestra todos los matices de lo que se pretende enseñar o mostrar, ahora tenemos expertos en cualquier tema que aprendieron o basaron su información en tiktok, son conocimientos instantáneos, desechables, express, sin valor real y dan una falsa sensación de saber, lo cual coincide precisamente con nuestra actualidad: una sociedad desechable, instantánea, empaquetada, homogeneizada y lista para ser consumida.

Uno de los grandes problemas que ha generado el formato de la aplicación, es la respuesta que esta nos genera, es decir, la dopamina que se libera mientras se está en la aplicación, cambios que existen y afectan nuestra conducta y nuestra respuesta, ya que podemos pasar horas en la aplicación tratando de replicar ese golpe de satisfacción que nos genera, pero que no se podrá, algo que sabemos pero decidimos ignorarlo en pos de nuestra propia tranquilidad.

Ya lo he mencionado en otras ocasiones: las redes sociales, en sus fundamentos, no tienen costo para ser usadas, necesitan muy pocos requisitos para generar una cuenta y disfrutar de todo lo que ofrece, por lo tanto al ser gratis y sin necesidad de pagar, si no se nos está ofertando un producto, es porque nosotros somos el producto; más de mil millones de personas están viendo la aplicación en este preciso momento, las empresas pagan por este tipo de alcance y visibilidad, tanto para objetivos claros como actividades más oscuras, además de que lo que vemos es una extensión de lo que el infame algoritmo nos presenta, esa entidad cuasi-divina que bien podría convertirse en la Multivac de Asimov, o en la Allied Mastercomputer de Ellison.

Expandiendo un poco más el concepto de que el consumidor es a su vez el producto, se menciona y se acusa mucho que las redes sociales sirven para espiarnos, aunque no en el sentido tradicional, es decir, que alguien más está viendo lo que hacemos o escuchando lo que decimos, sino que, regresando al mentado algoritmo, nos clasifica de acuerdo a nuestros gustos, nos asigna una etiqueta, encierra nuestra personalidad y gustos con precisión milimétrica y nos cataloga para ser ofrecidos a las compañías que estén dispuestas a pagar por ese tipo de información, obviamente todo eso expresado en los términos y condiciones que todos aceptamos pero que no leemos, y que al igual que un vampiro, no pueden entrar en nuestras casas o privacidad a menos que sean invitadas, y en última instancia el diablo funciona de la misma forma, no entra sin ser invitado voluntariamente, pero para cuando sabes lo que pasará, es demasiado tarde.

Puedo seguir mencionando las desventajas del uso de esta aplicación, aunque mi intención no es que estas palabras sean tomadas como un despotrico en contra de TikTok o los pensamientos de alguien que no entiende la tecnología y sus avances y trata de esconder su ira en datos recogidos en una pequeña búsqueda de internet, apoyándose de términos rimbombantes para tratar de llamar la atención y deslumbrar a los más ilusos, mi intención siempre ha sido la misma cuando explico o me preguntan sobre algún tema: investiguen, busquen, comparen ideas, autores, ideologías, sean críticos de la información recibida o buscada, en términos más simples y como lo dijo Kant, atrévanse a pensar.

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