Sacudirse el lorenismo, la clave

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Por Aldo Romero

Dicen en el argot político que “el que respira, aspira, pero el que a Lorena presume, expira”.

Para nada es un secreto que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros no goza de buena reputación, su calidad moral se ha derrumbado y su capacidad para gobernar tiene sumido a Tlaxcala en una ola de inseguridad.

Tan solo veamos los estudios demoscópicos, no hay ninguna casa encuestadora que le presente números alegres en cuanto a percepción ciudadana.

Hoy por hoy el lorenismo es sinónimo de corrupción, nepotismo, influyentismo e inseguridad. Gente que labora en su administración ha confesado que demostrarle lealtad genera un ambiente de toxicidad.

Muchos políticos que en su momento la apoyaron o que están en el ámbito gracias a ella, saben que para mantenerse en la polaina es inevitable sacudirse toda relación con la mandataria.

Esa es la clave, a estas alturas Lorena Cuéllar representa una disminución de votos para aquellos que busquen otros cargos públicos o que pretendan competir por la máxima magistratura.

No diré nombres, pero quienes laboran en la administración estatal y presumían una foto con Cuéllar, hoy vitorean y arropan a su rival; Anal Lilia Rivera Rivera, porque saben que esa estructura gubernamental, vieja y rancia, no es sinónimo de prosperidad en el futuro.

Alfonso Sánchez piensa que por tener el respaldo de la gober ya tiene la candidatura amarrada, pero ni la promoción de su imagen en la página oficial del Gobierno del Estado harán que su sueño se haga realidad, pues arrastra con la podredumbre que representa el lorenismo.

Hay que sacudirse al lorenismo si no se quiere expirar, pero háganlo de forma inteligente y prudente, no torpe como en su momento lo hizo Jorge Corichi, quien erró en su cálculo de sacudirse la lealtad que debían todos mostrar a Cuellar, lo que le provocó caer en desgracia.

El plan de Corichi, al principio, era apoyar a Ricardo Monreal y demostrar que sin el apoyo de Cuéllar podía gestionar y gobernar a gusto, pero al final optó por abrirse a Marcelo Ebrard, acción que le costó hasta el puesto al renunciar un año antes de que terminará su administración.

Otra forma torpe de sacudirse la mala vibra de Cuéllar es como recientemente lo hizo Raymundo Vázquez Conchas, quien dio a conocer que mandó al carajo su matrimonio con la hermana de la gobernadora para pavonearse y decir que no hay nepotismo que afecte sus aspiraciones para ser el próximo gober.

Eso no fue todo, el señor diputado federal se dio el lujo de retar a que le demostrarán que sus recientes cargos, el de regidor y el actual de congresista, fueron gracias al empujé de su ahora ex cuñada, de la que incluso, se sacudió el apellido.

Los que aun respiran y no quieren expirar, tomen distancia de la gobernadora, no cedan a sus indicaciones, sean independientes y lo mejor, no le pidan autorización para actuar, porque es bien sabido que muchos ya le pidieron permiso para salir a hacerse promoción de cara al 2027.

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